miércoles, 28 de marzo de 2012


La controversia por la macedonia, en “Dr. Jekyll & Mr. Hyde”.

La macedonia es, simplemente, una ensalada de frutas, pero en Argentina le decimos así cuando viene con una bocha de crema americana encima.
La chica que me acompañaba estaba tomando un mojito, yo ya había tomado un whiscola y un sex on the beach. Hacía calor y no quería mas alcohol, por eso se me ocurrió pedir una macedonia, y como no me gusta que el helado se mezcle con el jugo de las frutas cuando se va derritiendo, le pedí a la moza que me traiga la ensalada de frutas con el helado aparte, me lo repitió para ver si me había entendido y se fue.
El lugar es lindo, rústico y vintage, con iluminación tenue y muchos tragos. Las opciones para comer son muy variadas, hay días de 2 X 1 en pastas, comida internacional y lo clásico de todo bar. Pero nada de eso importa después de lo que me hicieron…

Moza: “disculpá, pero me dijeron que la macedonia sale así, con la bocha de helado encima”.
Yo: “ya se como sale ¿pero no me pueden poner el helado aparte, en una copa o un vaso?”.
- “No, yo les dije como lo querías y me dijeron que no, que sale la ensalada de frutas con el helado encima, que no te lo pueden poner aparte”.
- “Pero es una ridiculez lo que me estás diciendo ¿está el dueño, el encargado o alguien con quien pueda hablar?”.
- “Sí, vení”.
Me lleva hasta la barra y se va sin indicarme con quien hablar.
- “Disculpá flaco ¿vos sos el encargado?”.
Mozo: “no, él”.
- “Hola, buenas noches, te quería hacer una consulta, porque le pedí algo a la moza y no puedo creer lo que me respondió. Yo pedí una macedonia, pero con el helado aparte, y me dijo que le dijeron que no pueden hacerlo así”.
Encargado: “si, la macedonia sale con el helado encima, si vos querés dos postres yo te saco dos postres, una ensalada de frutas y una bocha de helado”.
- “Sí, eso quiero, pero es un solo postre, una macedonia”.
- “La ensalada de frutas y el helado son dos postres, la macedonia es la ensalada de frutas con el helado encima”.
- “Yo quiero la macedonia, pero con el helado aparte”.
- “No flaco, mirá la carta, la macedonia cuesta $20, pero la ensalada de frutas $15 y una bocha de helado $7. Sale así porque es como una promoción ¿entendés?”.
- “Ya se como sale una macedonia, no es de agrandado ni por sacar chapa, y menos por una bocha de helado, pero yo fui mozo y cocinero, y tuve un bar y mi propio restaurante, serví, preparé y vendí muchísimas macedonias, se perfectamente como salen, lo que necesito que me expliqués es porque no me pueden poner el helado aparte en una copa o en un vaso”.
Cocinero: “no, no, la macedonia sale así”.
- “Ya se como sale ¿pero porqué no puede salir con el helado aparte?”.
Cafetero: “bueno, si vos tuviste un restaurante date cuenta lo que estas pidiendo. La macedonia sale así”.
Otro mozo: “un postre es la macedonia, uno, uno solo”.
- “Pero es una ridiculez lo que me están diciendo, no tiene sentido”.
- “No, no me digás que es una ridiculez”.
- “Sí, es una ridiculez, es como si pido una hamburguesa con papas fritas, pero con las papas fritas en otro plato, y me dicen que no porque las papas fritas tienen que ir en el mismo plato que la hamburguesa.
- “No, no es lo mismo”.
- “Entonces dame un vaso, sacá la macedonia como quieras, y dame un vaso, así yo puedo poner el helado ahí”.
- “Pero no puede salir así”.
-“¡¿Así cómo?! Te estoy diciendo que la saquen como siempre, con el helado encima, y me den un vaso para que yo pueda poner el helado ahí ¿O les molesta tener que lavar un vaso más también?”.
- “No, no es por lavar el vaso, pasa que vos querés compartir”.
- “¡¡¡¿¿¿Qué???!!!”.
- “Claro. ¿Vos porqué querés el helado aparte? Para compartir con tu novia, uno se come la ensalada de frutas y otro el helado, pero pagás los dos postres como una macedonia y te sale más barato”.
- “No ¿Yo compartir mi comida? Nada que ver”.
- “Bueno, esta bien, andá”.
- “¿Puede ser entonces? ¿Me llevan la macedonia como yo quiero?”.
- “Charly, charly (nombre del encargado)… ¿se lo sacamos así, como pidió?”.
- “¿Vos querés dos postres? Yo te saco dos postres”.
- “No, un solo postre quiero, una macedonia, y un vaso o una copa”.
- “Bueno”.
- “¿Listo? ¿Ya está? ¿Me lo llevan?”.
- “Sí, ya te lo llevan”.
Volví a sentarme, y me llevaron la ensalada de frutas por un lado, y la bocha de crema americana por el otro, en una copa de helado, con salsa de chocolate y su respectiva oblea.
Al rato le pedí la cuenta a la moza, eran $92, no me había puesto a calcular cuanto me tenía que salir todo, pero además de haber sido mozo y cocinero, fui cajero, y sobre todo, no soy boludo, así que le pedí que me traiga el ticket. Me habían cobrado la ensalada de frutas y el helado como dos postres. Así que fui nuevamente a la barra y le dije al encargado, “disculpa, yo pedí una macedonia, y me cobraron una ensalada de frutas y una bocha de helado”. Ni me habló, agarró el ticket, lo rompió e imprimió otro con la macedonia como único postre.
No se si ellos son ratas y pensaron que yo iba a actuar como ellos e iba a discutir tanto para ahorrarme $2, o si realmente fue una simple confusión. 
Impresentable el encargado por no manejar la situación, y todo el resto por meterse. Por $2 me podrían haber dado el gusto y servirme la macedonia con el helado aparte desde un principio.

sábado, 17 de marzo de 2012


Sana Sana.

     Es un restaurante naturista. Por lo tanto, la confección del menú, la elección de los productos y las preparaciones, son mucho más concientes y estrictas que la de un restaurante vegetariano. Y un mundo de distancia respecto a un típico bodegón.
     
     La entrada es preciosa, con plantas colgantes, hay mandalas dibujados en las paredes, muebles antiguos, budas fuscias, detalles pintorescos por doquier, mucho colorido, y una música muy relajante, te dan ganas de quedarte horas, está todo el ambiente en armonía, te transmite mucha paz. Ideal para bajar un cambio al mediodía o ir a cenar en pareja para reconciliarte.
     
     El punto flojo está en los mozos y camareras. Fui 5 veces, y me atendieron tres varones y dos mujeres. Son muy amables y te saben explicar detalladamente cada plato (fundamental para un lugar así), pero descuidan la mesa. Es habitual que se olviden los aderezos, que no te vean cuando los llamás y que le resten importancia a tus reclamos. Las veces que comí en el entrepiso directamente me abandonaron, me dieron la carta, me trajeron la comida y no aparecieron por una hora, y como no está bueno gritar desde la baranda, tuve que interrumpir la comida varias veces y bajar para buscar al mozo.
     
     Para tomar siempre pido una jarra de los jugos que preparan ahí y varían según el día. El último era de naranja, limón, pera, durazno, jengibre, menta, salvia, cedrón y miel. Más de una vez escuché, “tiene gusto a remedio”, cosa que se disimularía si le pusieran más azúcar, pero si estamos buscando sabores artificiales hay que ir a otro lado y pedir una Coca Cola, acá se toman cosas naturales, que nos hacen bien y son ricas, está bueno acostumbrarse y darle tiempo a nuestro paladar atrofiado para que aprenda a disfrutarlas.
     
     En mis incursiones naturistas probé muchas cosas, las porciones son grandes, y la preparación principal siempre viene con una guarnición caliente y una variedad de hojas verdes con aderezos  a base de remolacha, zanahoria, miel y soja, etc. Todavía no probé los tragos que ofrecen de noche. Les cuento como estuvo todo y les dejo un consejo vital.

     Terrina tibia de cous cous y vegetales con chucrut: el cous cous es sémola de trigo, ingrediente básico de la comida del norte africano, que al estar compacto y bien hidratado, quedaba perfecto con los pimientos, la cebolla y la berenjena, todo bien dorado. El chucrut es una guarnición alemana, que consiste en repollo fermentado con vinagre o mucho tiempo en salmuera. La acidez equilibró muy bien el dulzor de la terrina.

     Hamburguesas de legumbres y vegetales asados: eran de lentejas y porotos aduki, bien armadas y suaves al morderlas, acompañadas por berenjenas, zucchinis, tomate y unos champignones y shitakes tiernos y sabrosos.

     Lasagna: en la mayoría de los lugares la arruinan calentándola en el microondas o la arman mal y sale fría del horno. Llegó muy atractiva, con queso gratinado, bien calentita en una vasija de barro. Mucho sabor en el puré de calabaza y la salsa de tomate. Muy reconfortante para el invierno.

    Milanesas de mijo y de soja con arroz yamaní: yo no las pedí, pero las probé igual. Soy de los que piensan que las milanesas de soja no tienen gusto, aunque tengan queso encima, estas por los menos eran caseras y no de cartón como las comerciales. Las de mijo son mejores, y el yamaní es más rico que el arroz neutro al que estamos acostumbrados, y tenía una salsita de tomate bien especiada.

     Croquetas de cereales y semillas con vegetales salteados al wok: la última vez que fui la camarera me dijo que había solamente dos opciones para pedir, ninguna me tentó, y vi en un pizarrón que las croquetas estaban como sugerencia del día y no me la habían ofrecido, le pregunté y me dijo que si. Era un plato principal, pero me las trajeron en un plato chiquito, de entrada, sin los vegetales salteados y sobre lechuga cortada. Se lo dije a la camarera y me respondió que, “siempre sale distinto, ven lo que tienen y le ponen”. Como siempre comía rico, decidí dejarlo pasar, mal yo, pensé que de última me llenaría con el postre, pero también había dos opciones que no me tentaron, seguramente había quedado mal predispuesto y nada me iba a conformar.

     Torta de naranja y miel: un bizcochuelo húmedo, con los dos sabores persistentes, bien equilibrados, y cascaritas confitadas de naranja de sorpresa. También una porción generosa.

     Alfajor de algarroba, chocolate, coco y frutos rojos: era seco, no tenía un sabor que se disfrutara, el coco estaba a los costados como en los de maicena, y de frutos rojos solo había un pedacito de la piel de una frutilla, para lo cual la explicación oficial fue, “la frutilla tiene azúcar, y el azúcar es cancerígeno”. Fue una respuesta naturista muy sensata, pero yo me había ilusionado con los frutos rojos.

     Batido de Baileys: el clásico licor cremoso irlandés es inmejorable, porque combina buen whisky, chocolate, vainilla y caramelo, entre otras cosas, pero esta versión fue superior. No se si le agregaron leche condensada, helado o qué, pero estaba exquisito, suave y espumoso, además barato. Tendría que ser una fija en la carta.

     Coman todo junto. Por ahí la milanesa de mijo no conforma, el zucchini asado no tiene onda y la ensalada con brotes de alfalfa y lechuga parece insulsa, pero si comen todo mezclado, en un solo bocado, los sabores se potencian y es riquísimo, porque además, las temperaturas  y las texturas contrastan. Es una explosión de sensaciones en la boca. Yo hago eso con todos los platos, y siempre funciona.

     Si van a ir, bien open mind por favor. Es interesante y divertido. Los productos son hiper frescos, cocinan rico y la comodidad que generan te hace sentir bien. De lo mejor de Rosario.